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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 278

Capítulo 278

-Sabrina, ¿no sabías? André me va a llevar a comprar joyas para compensarme por el mal rato que pasé -dijo Araceli con una sonrisa maliciosa-. Me dijo que puedo elegir lo que quiera mientras me haga feliz. Ah, por cierto, y André se casaron, ¿verdad? Pero ni siquiera tienes un anillo. Qué triste.

Se cubrió la boca con fingida discreción mientras sus ojos brillaban con maldad.

-No te preocupes, voy a convencer a André para que te compre algo también.

Araceli se alejó pavoneándose, su postura irradiando una satisfacción venenosa.

Hernán apretó los labios con indignación y se inclinó hacia Sabrina.

-¿Siempre es así de arrogante contigo? -susurró, el enojo palpable en su voz.

-Sí, siempre se comporta así -confirmó Sabrina con calma.

-¿Y no piensas darle unas buenas cachetadas para que se le quite lo altanera? -sugirió Hernán, incapaz de contener su indignación.

Sabrina sonrió con astucia.

-Unas simples cachetadas serían demasiado poco para ella.

Hernán la observó con curiosidad.

-¿Qué? ¿Tienes otro plan?

Sabrina miró nuevamente el balance millonario que había aparecido en su cuenta bancaria y una sonrisa calculadora se dibujó en su rostro.

-De repente también me dieron ganas de comprar algunas joyas.

-Pues apúrate antes de que se vayan más lejos -respondió Hernán con complicidad.

En el centro comercial, Araceli se probaba un brazalete, girando su muñeca para admirarlo desde diferentes ángulos. André no estaba con ella; sus responsabilidades laborales le impidieron acompañarla, así que había enviado a Fabián en su lugar. Conociendo el estado de ánimo de Araceli, Fabián intentaba alegrarla mientras recorrían las tiendas, pero ella mantenía una expresión de descontento permanente.

-Este brazalete te queda perfecto, deberías llevártelo. Yo invito -comentó Fabián, admirando la pieza en la muñeca de Araceli.

El brazalete costaba tres millones, pero Araceli lo retiró con desdén. Hace poco, Thiago le había pedido que devolviera el brazalete familiar de los Carvalho, tradicionalmente entregado a la nuera. Aquella humillación había herido profundamente su orgullo. Ese brazalete familiar, tanto por su valor sentimental como monetario, hacía parecer insignificante esta pieza de

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apenas unos millones.

-No, no me interesa -respondió, sacudiendo la cabeza-. El diseño es demasiado común.

-¿Tienen algo más exclusivo? -preguntó Fabián al vendedor.

El empleado respondió inmediatamente con entusiasmo:

-Por supuesto, por favor síganme al piso superior.

Esta joyería se especializaba en productos de lujo extremo. Sus precios generalmente comenzaban en millones, y un brazalete así de unos cuantos millones representaba apenas la gama más básica. Las piezas más valiosas alcanzaban cifras astronómicas. El primer nivel ofrecía joyas desde un millón, mientras que el segundo nivel comenzaba en decenas de millones. En cuanto al tercer piso, rara vez alguien subía hasta allí.

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