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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 444

Capítulo 444

Después de una hora más, André finalmente regresó con Sabrina.

André apenas abrió los labios para decirle a Iván:

-Haz que los de seguridad y la recepcionista presenten su renuncia.

-Sírespondió Iván, preparándose para salir, cuando la suave y templada voz de una mujer resonó, interrumpiéndolo.

-Señor Carvalho, ¿por qué desquitarse con empleados inocentes?

Los ojos de Sabrina reflejaban una tenue sonrisa, pero esta no alcanzaba a iluminar su mirada.

-No permitirme entrar al Grupo Carvalho, ¿no fue una orden directa del señor Carvalho? Ellas solo estaban siguiendo sus instrucciones

Miró a Paula, quien estaba de pie a un lado, pálida y sin atreverse a decir nada. La última vez que Sabrina había venido a buscar a André, él mismo había dado la orden de no dejarla entrar al Grupo Carvalho. Y hace un rato, André tampoco había mencionado que Sabrina vendría.

En teoría, Paula no había hecho nada incorrectosolo que su actitud no había sido la mejor.

André guardó silencio por unos segundos y luego dijo con indiferencia:

-Instruye que la próxima vez que Sabrina venga, informen primero.

-Sícontestó Iván, a punto de retirarse, cuando Sabrina lo detuvo.

-No hace falta -dijo con un tono fresco y sin emoción-. No volveré al Grupo Carvalho.

Cuando Araceli llegó hace un momento, ni siquiera la anunciaron, la recepcionista simplemente la dejó pasar. Pero André siempre tenía un doble estándar con ella y Araceli. Sabrina ya estaba acostumbrada.

Al ver la serie de acciones de Sabrina, Fabián no pudo evitar murmurar con desdén.

-¡Qué drama!

Aunque no lo dijo en voz alta, fue suficiente para que se escuchara.

Sabrina giró la cabeza.

-¿Qué dijiste?

Fabián replicó con burla:

-¿Acaso no tengo razón? Si sabes que en el Grupo Carvalho no te quieren, podrías haberle

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Capitulo 444

llamado a André antes de venir para que te organizara la entrada. Pero no, vas y vienes como si nada, y encima André tiene que ir a buscarte personalmente. ¡Qué espectáculo!

Sabrina respondió:

–Así que, según el señor Guerrero, después de que te echen sin miramientos, ¿debería quedarme aferrada en el Grupo Carvalho para no ser dramática?

Sabrina lo miró y sonrió.

-Eso no se llama drama, se llama humillarse, ¿verdad? Por cierto, recuerdo que el señor Guerrero sugirió poner un letrero que dijera que los perros y cierta persona tienen prohibida la entrada.

Al escuchar esto, André lanzó una mirada fría a Fabián.

-Fabián, parece que aún no aprendes la lección.

El rostro de Fabián cambió de color.

Araceli intervino rápidamente para defender a Fabián.

-André, Fabián solo estaba bromeando

André respondió con indiferencia:

-Tal vez dejarlo en la cárcel sea lo mejor para ti y para él.

Araceli, con lágrimas en los ojos, le suplicó a André.

-André, durante todos estos años en el extranjero, Fabián ha sido mi apoyo. Sin él, tal vez no habría sobrevivido.

Araceli lo miró con súplica.

-André, por favor, dale otra oportunidad a Fabián -rogó mientras secaba una lágrima y miraba a Fabián-. ¡Fabián, discúlpate con la señorita Ibáñez!

Fabián, aunque lleno de resentimiento, no se atrevió a mostrar arrogancia bajo la mirada de André.

A regañadientes, se disculpó:

-Sabrina, lo siento.

Sabrina lo miró sin expresión, sin decir una palabra.

Ella sabía que André no lo hacía por ella; simplemente estaba usando la situación para poner en su lugar a Fabián. Después de todo, Fabián era realmente una piedra en el zapato para él.

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