Capítulo 269
Cuando Sabrina estaba embarazada, padeció un severo cuadro de náuseas que la obligó a pausar por completo su carrera. Había planificado con meticulosa precisión su regreso al mundo profesional después del nacimiento, pero el pequeño Thiago llegó antes de lo esperado, prematuro y frágil, lo que finalmente la convenció de permanecer en casa para dedicarse exclusivamente a su cuidado. Durante estos cinco años de maternidad intensiva,
innumerables oportunidades se desvanecieron en el horizonte de posibilidades que una vez tuvo ante sí.
Sabrina negó con un gesto suave y respondió:
-Mi mamá me contó que Elwood es súper estricto y odia el nepotismo. No soporta que le impongan gente, aunque sean familiares.
-¿En serio? -preguntó Daniela con genuina curiosidad.
-Una compañera súper talentosa de mi mamá fue expulsada precisamente por eso -explicó Sabrina.
Daniela se inclinó hacia adelante, visiblemente interesada.
-¿Qué pasó? Cuéntame todo.
Sabrina tomó aire antes de continuar:
-Seguro ya sabes que Elwood solo acepta a personas con talento puro. Que alguien llame su atención es como ganar la lotería, una en un millón.
-¿Y qué hizo la compañera? -insistió Daniela.
-Tocaba violonchelo. Era increíble, una verdadera prodigio. Mi mamá siempre decía que su propio talento no llegaba ni a una décima parte del de ella.
Daniela abrió los ojos con asombro.
-¿De verdad existía alguien así de buena?
Sabrina exhaló profundamente, evocando antiguas conversaciones con su madre.
-Siempre hay alguien mejor que tú. Elwood no busca estudiantes fáciles de entrenar; él solo acepta genios porque quiere descubrir hasta dónde llega el talento humano.
El silencio se instaló brevemente entre ambas antes de que Sabrina retomara la explicación:
-Esa compañera venía de una familia de músicos. Presentó a su prima con Elwood, probablemente porque su familia se lo pidió.
-¿Y qué pasó? -preguntó Daniela, completamente absorbida por la historia.
-Elwood la escuchó tocar y decidió que no daba la talla, así que la rechazó. Pero la prima
empezó a decir por todos lados que era alumna de Elwood, usando su nombre para conseguir
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contratos y reconocimiento.
-Uy, qué terrible -comentó Daniela, frunciendo el ceño.
-La reputación de Elwood quedó manchada. Cuando se enteró, expulsó inmediatamente a la compañera de mi mamá de su círculo. Después estableció una regla: prohibió a todos sus alumnos recomendar a familiares o amigos, bajo amenaza de expulsión.
-¿Así de drástico? -Daniela parecía sorprendida.
-Dijo que si alguien tenía verdadero talento, él lo encontraría por su cuenta. No necesitaba que nadie le presentara a nadie.
Daniela asintió lentamente, procesando la información.
-Ya entiendo. Me preguntaba por qué la señora Ibáñez nunca te recomendó, con lo talentosa que eres… eso lo explica todo.
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