Capítulo 260
Sabrina llamó a Daniela solicitando su ayuda urgente. Al enterarse que Sabrina preparaba un “remedio salvador” para Araceli, Daniela no pudo ocultar su malicia y entusiasmo. Con una sonrisa perversa, utilizó el agua con la que se había lavado los pies para hervir las hierbas medicinales, escupiendo repetidamente en la mezcla mientras observaba con satisfacción. cómo se integraban sus fluidos corporales en la preparación que Araceli consumiría eventualmente.
Romeo, aprovechando la oportunidad para contribuir al engaño, apareció con excremento de ratón y lo agregó cuidadosamente en el brebaje, intercambiando una mirada cómplice con Daniela mientras realizaban su venganza silenciosa.
Sabrina, completando el ritual de humillación, añadió algunas cucarachas que había recolectado, trituró meticulosamente la mezcla y la transformó en pastillas de aspecto inocente. Los ingredientes base eran hierbas comunes e inofensivas, seleccionadas precisamente por su neutralidad: ni curativas ni letales, solo portadoras del desprecio materializado.
-Sin embargo, Hernán ya ha preparado el primer tratamiento del medicamento, podemos dárselo a la señorita para que lo tome -anunció Sabrina, cambiando súbitamente su tono a uno más profesional.
Dirigió su mirada calculadora hacia Fabián y André, examinando sus reacciones con atención.
-Voy a ir a la clínica más tarde. ¿Quieren venir conmigo a ver?
Fabián, ansioso por compartir con Araceli la noticia del divorcio entre Sabrina y André, aceptó inmediatamente sin disimular su entusiasmo. André, tras unos segundos de reflexión silenciosa, también asintió ligeramente con la cabeza, su rostro impenetrable como siempre.
En la clínica, Araceli clasificaba hierbas medicinales con distracción evidente, lanzando miradas furtivas hacia la puerta con regularidad. La ansiedad y expectativa se manifestaban en cada uno de sus movimientos imprecisos y en la tensión de sus hombros. El silencio del lugar amplificaba su inquietud, especialmente notable hoy que ni Sabrina ni Romeo estaban presentes para distraerla de sus pensamientos obsesivos.
Romeo asistía a clases mientras Sabrina había acompañado a André para iniciar los trámites del periodo de espera previo al divorcio. Aunque Fabián le había prometido investigar la situación en el registro civil, hasta ahora no había recibido mensaje alguno confirmando si Sabrina y André habían completado esta fase crucial. La incertidumbre consumía sus pensamientos.
En medio de su espera ansiosa, tres figuras aparecieron en el umbral, avanzando con paso deliberado hacia el interior. Los ojos de Araceli se iluminaron instantáneamente al reconocerlos. Abandonando las hierbas sobre la mesa, corrió hacia ellos con entusiasmo mal disimulado.
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Capítulo 260
-André, ¿qué haces aquí? ¿No estás ocupado hoy con el trabajo?
Su mirada se fijó exclusivamente en André, ignorando completamente la presencia de Sabrina y Fabián como si fueran meros accesorios en su campo visual.
Sabrina, acostumbrada a esta dinámica, permaneció impasible ante el desaire. Fabián, sin embargo, sintió una punzada de incomodidad atravesando su pecho.
-Araceli, apenas salí del hospital hace unos días, ¿no te interesa saber cómo estoy recuperándome? -reclamó con tono dolido-. ¿Solo tienes ojos para André?
Solo entonces Araceli se dio cuenta de la presencia de Fabián, girándose hacia él con una sonrisa practicada.
-¿Cómo crees? Solo quería saludar a André.
Desplegando su habilidad innata para endulzar el oído ajeno, continuó con voz melosa:
-Fabián, has sido tan bueno conmigo. Si no estuviera tan ocupada, definitivamente habría ido al hospital a cuidarte personalmente.
El rostro de Fabián se relajó visiblemente ante estas palabras, dejando aflorar una sonrisa
bobalicona.
-¿De verdad?
-¿Cuándo te he mentido? -respondió Araceli con fingida seriedad.
Hizo una pausa calculada antes de dirigir una mirada cargada de intención hacia Sabrina.
-¿Se encontró la señorita Ibáñez con André y Fabián en la puerta? Qué casualidad, ¿verdad?
-No fue casualidad, venimos juntos del registro civil -aclaró Sabrina con naturalidad.
-¿Registro civil? ¿Qué fueron a hacer allí? -preguntó Araceli, simulando ignorancia perfecta.
Sabrina elevó una ceja con sutil provocación.
-¿Cómo, André y Fabián no te lo dijeron? El señor Carvalho está dispuesto a pagar un alto precio para curarte, incluso está dispuesto a divorciarse. Incluso si tuviera que dar su vida por ti, no dudaría ni un segundo.
-Basta -interrumpió André con el ceño fruncido-. ¿No se suponía que ibas a darle el
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