Los policías aceptaron y enseguida se dirigieron hacia donde estaba Fidel.
Cuando los oficiales se marcharon, André se acercó a Sabrina y le dijo:
–De este asunto, solo di que fuiste a ayudar. Lo demás déjaselo al abogado Reyes, él se hará cargo.
Sabrina miró a Gabriel buscando su opinión. Gabriel asintió suavemente, dándole a entender que podía confiar y aceptar la ayuda.
Un abogado tan bueno no siempre se encuentra.
Además, estaban en Cartagena, el terreno donde André tenía influencia. El abogado que él mencionaba, sin duda, era de los mejores.
Sabrina dudó unos segundos, pero terminó por aceptar sin más objeciones.
Mientras André salía a comprar algo para cenar, aprovechó para llamar al abogado Reyes y pedirle que se presentara de inmediato.
Le contó con detalle todo lo que había sucedido.
Como André había estado en todo momento con Sabrina, conocía perfectamente los hechos.
Eso permitió que el abogado Reyes pudiera enterarse de la situación a fondo y preparar la defensa de Sabrina desde el primer momento.
La disposición de André para ayudarla tomó por sorpresa a Sabrina.
Pero ese no era el momento de cuestionar nada.
André, Fabián y su grupo podían ser personas despreciables, pero al menos no habían querido verla muerta.
Fidel, en cambio, había demostrado su verdadera maldad al intentar acabar con ella.
No pasó mucho antes de que todos fueran reunidos en el mismo lugar.
Al ver a Sabrina, los ojos de Fidel y Nicolás destellaron con una hostilidad inconfundible.
Si no hubiera sido por el empujón de Sabrina, Eva no se habría lastimado la mano.
Fue entonces que Federico se adelantó y se plantó frente a Sabrina.
Sin que nadie alcanzara a reaccionar, Federico alzó la mano y la lanzó con fuerza hacia el rostro de Sabrina.
Todo sucedió tan rápido que los presentes no pudieron hacer nada para evitarlo.
Para cuando Sabrina se dio cuenta de lo que ocurría, el golpe ya iba en camino.
Intentó apartarse, pero no tuvo tiempo.
Justo cuando estaba segura de que ese bofetón no podía evitarse, una mano larga y de dedos definidos detuvo el brazo de Federico en seco.
-Señor Ramos, ¿qué pretende hacer? -La voz de André salió firme, con un tono tan cortante como un filo, el disgusto evidente en su expresión.
Por más que su relación con Sabrina estuviera hecha pedazos, jamás le había puesto una mano encima.
¿Y ahora llegaba este supuesto hermano de quién sabe dónde, creyendo tener derecho a golpearla?
Aunque ya estuviera divorciado de Sabrina, André en el fondo seguía considerándola su esposa.
En cuanto terminara el concierto de Araceli, pensaba dejar ese capítulo atrás.
Entonces podrían volver a casarse.
Ella era la madre de su hijo. No pensaba abandonar a Thiago, ni a Sabrina.
Federico miró a André de reojo, con desdén.
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Capítulo 633
-Estoy educando a mi hermana, no es asunto tuyo. Y tú…
Una sonrisa burlona se dibujó en los labios de Federico.
-Siendo el exesposo, tienes aún menos derecho a meterte en los asuntos de la familia Ramos.
En ese momento, Gabriel soltó una carcajada y rompió el silencio.
-¿Asuntos de la familia Ramos? Qué curioso, nunca escuché que la familia Ramos tuviera una hija nueva, ni que el señor Ramos de repente tuviera una hermana.
¿Acaso lo anunciaron en algún lado? ¿Hicieron alguna fiesta para presentarla oficialmente?
Porque en el círculo nadie ha dicho nada.
El señor Ramos lleva el apellido Ramos, y Sabrina es Ibáñez. ¿Por qué insistes en que es tu hermana? ¿Solo porque lo dices tú?
Gabriel se detuvo un instante y suspiró.
-Y mira tú, es la primera vez que escucho que golpear a tu propia bona se llame “asunto familiar“. Eva también es tu
hermana, ¿por qué no le diste una cachetada a ella?
Gabriel había querido intervenir antes, pero André y el abogado Reyes estaban mejor posicionados y se le adelantaron.
Al escuchar las palabras de Gabriel, la expresión de Federico se endureció de inmediato.
No era tonto; sabía perfectamente que Gabriel lo estaba provocando.
Clavó su mirada en Gabriel, con una intensidad como puñal, dejando claro que no iba a dejarse humillar.
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