Capítulo 556
Carlos meditó unos segundos y luego levantó la mirada con una sonrisa: -Señorita Ibáñez, tienes una habilidad especial para persuadir a los demás.
Sabrina miró a Carlos y preguntó: -Entonces, ¿acepta, señor Luque?
Carlos sonrió de nuevo: -Es un placer tratar con alguien tan inteligente.
La señorita Ibáñez se preocupa tanto por mí, que la verdad… no quisiera tener que hacerte
daño.
Sabrina sonrió ligeramente: -También tengo mis propios intereses. Después de todo, Thiago es mi hijo y yo también quiero sobrevivir. Ayudar al señor Luque es ayudarme a mí misma.
Carlos se sintió satisfecho con la sinceridad de Sabrina.
-Con personas tan inteligentes como la señorita Ibáñez, no quiero hacer daño. Mira, incluso si André no te elige, mientras me ayudes a escapar, no te haré daño. ¿Qué opinas?
Sabrina asintió: -Entonces, ¿podría liberar primero a Thiago, señor Luque?
Carlos fue muy directo: -No hay problema.
Dicho esto, dio una orden a uno de sus hombres y ambos se dirigieron a la habitación donde estaban detenidos Thiago y Araceli.
Apenas se abrió la puerta, Thiago corrió hacia ella.
-¡Mamá!
Sabrina abrazó a Thiago y le dijo: -En un momento, este señor te dejará salir. Llamaré a tu papá y él vendrá a buscarte.
Thiago se quedó un momento en silencio: -¿Y tú y la señora Vargas, mamá?
Antes de que Sabrina pudiera responder, Araceli intervino.
-Thiago, tú sal primero. La señorita Ibáñez y yo estaremos bien.
Pero Thiago se aferró a la mano de Sabrina: -No, si mamá no se va, yo tampoco me voy.
El corazón de Sabrina, que hasta entonces había estado como un lago en calma, sintió un leve
estremecimiento.
Thiago, al fin y al cabo, era su hijo de sangre, su familia.
Por mucho que estuviera decepcionada, como madre, no podía ignorar el destino de Thiago.
Sabrina le acarició la cabeza: -Primero tienes que irte para que mamá pueda salir a salvo. De lo contrario, siempre estaré preocupada por ti y eso me distraerá.
Thiago, con los ojos llenos de lágrimas, miró a Sabrina con una expresión de profunda dependencia.
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Capitulo 556
En ese momento, Carlos intervino: -Señorita Ibáñez, llámale a André. No quiero que esto se alargue demasiado, no es conveniente para mí.
Si se demoraban, le darían tiempo a André para planear algo, lo cual era perjudicial para Carlos. Sabrina asintió y, frente a Carlos, marcó el número de André.
Araceli y Thiago miraban a Sabrina con asombro.
¿Por qué el secuestrador tenía una actitud tan amable con Sabrina?
Después de hablar con André, Sabrina colgó rápidamente.
-Llegará aquí en diez minutos.
Carlos respondió: -Bien, entonces esperemos esos diez minutos.
Aproximadamente siete u ocho minutos después, el teléfono de Sabrina sonó.
André ya había llegado.
Carlos soltó una pequeña risa: -Ya que él está aquí, salgamos juntos. Mientras lo distraes, yo podré escapar en el caos.
Sabrina no tenía objeciones.
Araceli, sin embargo, miraba a Sabrina con incredulidad: -¿Distraer a André? Sabrina, ¿qué quiere decir con eso?
Sabrina contestó con serenidad: -Señorita, ahora no es el momento de discutir esto. La seguridad de Thiago es lo más importante.
Dicho esto, agarró la mano de Thiago para salir.
Araceli se interpuso rápidamente en su camino, insistiendo en obtener una respuesta.
-Sabrina, ¿acaso conoces a este tipo?
Sabrina frunció el ceño: -Araceli, quítate de mi camino.
Araceli se plantó firme frente a Sabrina, su rostro pálido reflejando una obstinada determinación.
-¡No te dejaré ir hasta que me lo expliques!
Sabrina, perdiendo la paciencia, le dio una bofetada a Araceli.
-¡Apártate de mi camino!
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