Capítulo 554
Sabrina se mostró algo sorprendida. Pensó que Araceli le pediría que la rescatara o buscaría la ayuda de Thiago. Sin embargo, no esperaba que Araceli mostrara algo de dignidad.
Sabrina observó a Araceli por unos segundos antes de acercarse a ella y cortar las cuerdas que la ataban. Si algo salía mal más tarde, al menos tendrían una persona más para ayudar.
Araceli se frotó las muñecas y susurró un “gracias“. Sabrina no respondió, sino que volvió a mirar a Thiago.
-Cuando salgamos, quédate cerca de mí -le indicó.
Thiago asintió con fuerza. Con su mamá a su lado, se sentía menos asustado.
Diez minutos después, se escuchó el ruido de una puerta abriéndose en dirección a la entrada.
Un hombre de aspecto amenazante entró en la sala. -Señorita Ibáñez, el jefe quiere verla.
-Está bien.
Sabrina se preparaba para irse cuando sintió que alguien tiraba con fuerza de su manga. Al volver la cabeza, vio a Thiago aferrado a su ropa, con su carita llena de preocupación.
-Mamá, no vayas. Esos tipos malos te harán daño.
Como hicieron con la señora Vargas.
Sabrina le acarició la cabeza. -No lo harán, confía en mamá.
Después de consolar a Thiago, se dirigió a Araceli. -Señorita, ¿podría cuidar de Thiago por mí? Araceli asintió suavemente. -Aunque me cueste la vida, cuidaré de Thiago.
Sabrina no mostró ninguna reacción ante estas palabras. Sabía que Araceli siempre intentaba quedar bien ante Thiago, y ya estaba acostumbrada. No temía que Araceli le hiciera algo a Thiago, porque si algo le pasara a él, aunque no fuera culpa de Araceli, entre ella y André no habría más posibilidades.
Araceli era consciente de que, para ganarse a André, primero debía ganarse a Thiago. Siempre había trabajado en eso y había logrado algunos avances.
Sabrina siguió al hombre fuera de la habitación. La condujo a una habitación al final del pasillo. Al abrir la puerta, vio a un hombre de unos treinta y cinco años sentado en una silla,
afilando un cuchillo militar.
Al verla entrar, esbozó una sonrisa. -Señorita Ibáñez, es puntual.
El hombre tenía una cicatriz aterradora que cruzaba su rostro, dándole un aspecto feroz y distorsionado, lo que acentuaba su aura intimidante.
-Disculpe, señor, ¿cómo se llama usted?
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Capitulo 554
El hombre se presentó. -Me llamo Carlos Luque.
Sabrina asintió. -Señor Luque, el dinero ya ha sido entregado. ¿Podemos irnos ahora?
Carlos se rio suavemente. -Señorita Ibáñez, ¿por qué la prisa? André aún no ha llegado. Si se van ahora y los vuelven a secuestrar en el camino, él podría echarme la culpa a mí. No quiero
cargar con eso.
Sabrina frunció el ceño levemente, entendiendo la situación. Sabía que salir de allí no sería fácil. Habían sido lo suficientemente audaces como para secuestrar al hijo y a la amiga de André, por lo que claramente no se trataba solo de dinero.
Sabrina, con su mente ágil, comenzó a conversar con Carlos.
-Señor Luque, ¿puedo preguntarle si tiene algún problema personal con André?
-Por supuesto. -Carlos acarició la cicatriz en su rostro-. Hace años, el Grupo Carvalho nos llevó a la ruina al intentar adquirir la empresa de nuestra familia, la familia Luque. Nos endeudaron hasta el cuello.
Mi madre se suicidó saltando de un edificio, mi padre terminó en la cárcel, y mi hermana, intentando saldar las deudas, acabó en manos de un pervertido y fue torturada hasta la muerte. ¿Te parece suficiente razón para guardar rencor?
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