Capítulo 480
Sabrina lanzó una mirada a la pianista, quien lloraba desconsoladamente, y luego miró en la dirección en la que André se había ido. En su interior, soltó una risa burlona.
Por un asunto sin importancia, decidió reemplazar a una persona, como si nada, ignorando por completo el esfuerzo que había puesto. Esa técnica de “matar al gallo para asustar al mono” era realmente eficaz.
Si esa pianista era el gallo, entonces ella… era el mono.
No pasó mucho tiempo antes de que Sabrina recibiera una llamada de Fabián, quien le pidió que se reuniera para discutir los detalles del espectáculo.
El lugar del evento era un sitio que André había alquilado para Araceli, gastando una fortuna. No hacía falta mencionar el lujo del lugar. Incluso los alrededores eran impresionantes, con un hermoso jardín y un lago natural. El aroma de las flores flotaba suavemente en el aire.
Sabrina llegó al jardín trasero y vio a Araceli y André de pie en un puente, admirando el paisaje distante. Araceli señalaba algo en la distancia, conversando animadamente.
Fabián fue el primero en notar su llegada y comentó con sarcasmo:
-Vaya, señorita Ibáñez, ¡qué gran entrada la suya! Primero insiste en tener una oportunidad para actuar, pero no da el primer paso. ¿Qué pasa, tenemos que rogarle para que venga?
Sabrina le lanzó una mirada y respondió fríamente:
-Acabo de ver que la señorita estaba lastimada, pensé que hoy no habría ensayo.
Araceli se giró con una sonrisa:
-Solo me golpeé un poco la rodilla, no es gran cosa. En realidad, podría seguir ensayando, pero André exageró un poco.
Sabrina entendió perfectamente lo que Araceli quería insinuar con sus palabras. Básicamente, pretendía mostrarle que André se preocupaba por ella.
Sabrina dirigió su mirada a la rodilla de Araceli. Había un leve moretón, pero no sangraba. Para un artista, lidiar con situaciones inesperadas y lesiones es algo normal. Sin embargo, André había reemplazado a la pianista elegida a dedo por ella. Un gesto de favoritismo que era ciertamente único.
Sabrina no se interesaba en los asuntos de los demás. Se dirigió a Araceli y le preguntó:
-¿Quiere que toque sola o en conjunto?
Araceli sacó una lista de actuaciones que había preparado.
-La señorita Ibáñez puede echarle un vistazo. Si hay algo que no le gusta, podemos hacer
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ajustes.
Araceli había hecho un esfuerzo considerable en la planificación. Había tanto piezas en conjunto como solos. Incluso en las actuaciones en conjunto, no había programado que tocaran juntas, evitando así cualquier tensión innecesaria.
El plan de Araceli era razonable y no dejaba lugar a quejas.
-No tengo objeciones -dijo Sabrina con calma.
Araceli asintió y añadió:
-Señorita Ibáñez, ¿trajo las partituras que me había prometido?
Sabrina sacó de su bolso sus composiciones originales.
-Puede elegir tres de estas partituras. El crédito de composición debe decir Sabrina.
Esto ya lo habían acordado previamente, así que no había discusión.
Con André presente, Araceli mostró cooperación.
-De acuerdo.
Después, las dos comenzaron a discutir sobre las piezas. Araceli intentó plantear algunas cuestiones técnicas, pero Sabrina las resolvió con facilidad. Sabrina incluso reviró con preguntas que dejaron a Araceli sin respuesta. Finalmente, Araceli tuvo que abandonar su idea de ponerle trabas.
Mientras tanto, la atención de André permanecía fija en Sabrina. Nunca antes la había visto trabajar de esa manera. Era un enfoque y dedicación totalmente diferentes a cuando estaba en el escenario deslumbrando a todos. Siempre supo que Sabrina era una mujer muy hermosa. Antes, quizás por haberla visto tanto, no sentía un gran impacto ni admiración. La apariencia física para él nunca había sido tan atractiva como el talento.
Sin embargo, en ese momento, le pareció que Sabrina era más encantadora que nunca.
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