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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 436

Capítulo 436

Daniela había tenido encuentros incómodos antes, pero nunca había experimentado algo tan desagradable, algo que se sentía como un secuestro en plena calle.

Sabrina intentaba calmarla suavemente. -Daniela, ya pasó, tranquila.

Gabriel, con una sonrisa sarcástica, miró a señor Ceballos. -Señor Ceballos, ¿cómo es que terminó haciendo llorar a la muchacha?

Señor Ceballos comprendió que esta vez se había metido en serios problemas.

De repente, se dejó caer de rodillas y comenzó a abofetearse con fuerza.

-Señor Castillo, me equivoqué, esta vez no supe con quién me metía. ¡No volveré a hacerlo!

Se golpeaba sin piedad, y en cuestión de segundos, su rostro estaba completamente hinchado. Temiendo que Gabriel no estuviera satisfecho, señor Ceballos agarró una botella de licor de la mesa y comenzó a golpearse la cabeza con ella. -¡Pum, pum!

Los fragmentos de vidrio se dispersaron por todo el lugar, pero nadie se atrevió a intervenir.

El silencio reinaba en el cuarto, solo roto por el sonido del vidrio quebrado.

Daniela estaba atónita ante la escena.

No fue hasta que señor Ceballos se desmayó por los golpes que Gabriel apartó la mirada y se dirigió a Sabrina. -Ya encontramos a la persona, ¿nos vamos?

Sabrina asintió ligeramente

Al salir del club nocturno, Sabrina miró al hombre a su lado y habló suavemente. -Señor Castillo, gracias por todo.

Gabriel sonrió. -Entre nosotros, ¿por qué tanta formalidad?

Sabrina sabía que sin Gabriel, no habría podido encontrar a Daniela tan desprevenida.

Gabriel consultó la hora. -Vamos, primero te llevo al hospital.

Daniela, consciente de que Sabrina había llegado con fiebre alta para ayudarla, se sintió aún más culpable.

-Sabrina, lo siento, fui muy impulsiva.

Sabrina sonrió levemente. -No hiciste nada malo, ¿por qué disculparte? Solo querías protegerte. Además

Los ojos de Sabrina brillaban con una frialdad cristalina.

-Quizás esto no fue solo un accidente, podría haber sido intencional.

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Capitulo 436

Daniela contuvo el aliento, como si entendiera algo.

Media hora después, Gabriel condujo a Sabrina al hospital.

Daniela se quedó con Sabrina mientras le administraban suero.

Sabrina le dijo a Gabriel: -Señor Castillo, lamento molestarlo tan tarde. Deberías ir a

descansar, Romeo te espera en casa.

Gabriel no se mostró dispuesto a irse. -A estas horas, Romeo ya está dormido. No necesito dormir con él, así que da igual si me quedo o no.

Luego miró a Daniela.

-Voy a comprar algo de comer, señorita Blasco, ¿hay algo que quieras?

Daniela entendió que Gabriel quería quedarse para acompañar a Sabrina.

Al conocer bien a Gabriel, Daniela no se opuso.

-Solo un café estará bien -dijo con una sonrisa.

-Perfecto -asintió Gabriel-. Quédate aquí con Sabrina, vuelvo enseguida.

La noche era oscura, y ya era muy tarde.

Recibir suero era una tarea aburrida, y Sabrina, con fiebre, pronto se quedó dormida en la cama del hospital.

Inexplicablemente, comenzó a soñar con los tiempos en la familia Ramos.

Desde que dejó la familia Ramos, casi no había soñado con ellos.

A pesar de haber pasado más de tres años allí, esos años no le habían dado ningún sentido de pertenencia hacia la familia Ramos.

No sentía ninguna conexión emocional con su supuesto padre y hermanos.

Cuando su madre le contó que tenía tres hermanos biológicos y un padre, Sabrina se llenó de emoción y esperanza.

Sabía que tenía una hermana de padre diferente.

Sabrina sospechaba que esa hermana no la aceptaría.

Pero lo que no imaginaba era que, en su primer día en la familia Ramos, serían sus tres hermanos quienes le darían la bienvenida más fría.

Su tercer hermano, siempre reservado y callado, le había dicho directamente al entrar: -Yo solo reconozco a Eva como mi hermana.

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