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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 275

Capítulo 275

Araceli estaba a punto de verter el veneno en secreto cuando una voz fría resonó de repente.

-¡Araceli, ¿qué estás haciendo?!

Araceli se sobresaltó, y una chispa de pánico atravesó sus ojos. Sin embargo, su fortaleza mental era formidable, y rápidamente recuperó la compostura, adoptando una expresión de confusión e inocencia calculada mientras sostenía el frasco con firmeza.

-Molí esta medicina y estaba por ponerla en la botella, ¿pasa algo?

-¿Ponerla en la botella? -Sabrina le arrebató el frasco de veneno de las manos a Araceli y la miró con desprecio-: Aquí dentro hay algo, ¿no te diste cuenta?

Araceli fingió examinar el frasco con atención y luego compuso una expresión de arrepentimiento perfectamente ensayada, como una actriz que ha practicado mil veces la

misma escena.

-Perdón, estaba tan concentrada moliendo la medicina que ni me fijé.

Sabrina observó el veneno en la botella, mientras una ligera sonrisa fría se dibujaba en sus labios, revelando que no creía ni una palabra de aquella farsa tan evidente.

-¿No te fijaste o pensabas en otra cosa? Esta botella tiene veneno recién extraído, un error podría matar a alguien. No hace mucho, Hernán acababa de extraer el veneno cuando llegó un paciente para consulta. Como la situación era urgente, Hernán dejó el frasco a un lado y fue a atenderlo.

Sabrina, después de confirmar la transferencia, había visto a Araceli haciendo algo sospechoso. Al notar los guantes que Hernán había dejado a un lado, comprendió inmediatamente lo que estaba ocurriendo. Araceli tramaba algo, y no era nada bueno.

-Perdón, de verdad no sabía que había veneno en el fracco ustedes saben que soy muy torpe y ni siquiera puedo distinguir las hierbas comunes

Sabrina la miró fríamente, sin pronunciar palabra, dejando que el silencio acusador lo dijera todo. Los ojos de Araceli se movieron nerviosos, buscando una salida a aquella situación que ella misma había provocado.

-Fue un error mío, perdón, ¡te pido disculpas!

Dicho esto, antes de que Sabrina pudiera reaccionar, Araceli se arrodilló repentinamente en el suelo, desplegando su teatro con absoluta dedicación.

-Esto fue completamente mi culpa, por favor, no dejes de darme la medicinaseñorita Ibáñez, ¡te lo ruego!

Las largas pestañas de Sabrina se movieron ligeramente, revelando un destello de desprecio ante tan patética actuación.

Justo en ese momento, un hombre elegante, vestido de traje y de aspecto frío, entró en la

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clínica. Al ver a Araceli arrodillada, el hombre frunció ligeramente su fina ceja. Se acercó y la levantó con un gesto que pretendía ser protector.

-Araceli, ¿qué haces?

Era el mismo truco de siempre. Sabrina sonrió en silencio, reconociendo la previsible escena que se desarrollaba ante sus ojos. André había llegado tan rápido porque, sin duda, poco antes Araceli se había quejado con él, y él había venido de inmediato a confrontarla, como el caballero de brillante armadura que creía ser.

-André, esto fue mi culpa, cometí un error y casi pongo la medicina en el frasco equivocado-Araceli, sin embargo, se negó a levantarse. Con los ojos enrojecidos, sollozó teatralmente-: Si por mi error se afecta la reputación de Hernán, no podría perdonármelo.

André miró a Sabrina con una expresión de desaprobación, cargada de prejuicios y acusaciones silenciosas.

-¿Qué error cometió Araceli para que tenga que arrodillarse a pedir perdón?

Sabrina ya estaba acostumbrada a la desconfianza y el favoritismo de André. Respondió con voz indiferente, como quien ha dejado de esperar comprensión.

-Primero, yo no la obligué a arrodillarse, lo hizo por su cuenta después de decir unas palabras.

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