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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 213

Capítulo 213

André entrecerró sus ojos oscuros. Lo que Araceli había sugerido era cierto: todo conectaba con Sabrina.

Thiago, sorprendido por la acusación inesperada, quedó paralizado unos instantes antes de

hablar.

-No fue mamá quien me lo dijo, yo solo no quiero que se divorcien

André lo interrumpió con firmeza.

-¿Esta vez te escapaste para buscar a tu mamá?

La presencia de André era imponente; su postura erguida y mirada penetrante creaban un aura de autoridad que hacía que Thiago se encogiera visiblemente. El niño bajó la cabeza, intimidado.

-Sí.

La mirada de André se volvió más incisiva y su voz adquirió un tono gélido.

-¿Quién te dijo lo del parque de diversiones?

Antes de este interrogatorio, André había ordenado revisar el teléfono de Thiago. No

encontraron comunicaciones sospechosas, ni llamadas ni mensajes. Esto solo podía significar que alguien le había dado esa información en persona.

Thiago murmuró:

-FueRomeo.

André mostró una expresión de confirmación amarga. Ya había intuido que, si no era Sabrina quien había informado directamente a Thiago, lo había hecho a través de Romeo. Ahora estaba utilizando incluso a los niños en este juego matrimonial que se tornaba cada vez más despiadado.

Observando la ansiedad en los ojos de su hijo, André respondió con calculada serenidad:

-No te preocupes, tu mamá no se va a divorciar de .

En ese instante, unos golpes suaves resonaron en la puerta. Sabrina entró con paso mesurado.

Al verla, los ojos de Thiago se iluminaron. ¡Mamá realmente vino a verme!, pensó con alegría. Ahora entendía por qué a Romeo, ese niño astuto, siempre le gustaba fingir lesiones. Realmente funcionaba como estrategia para captar atención. Thiago sintió como si hubiera descubierto un secreto poderoso.

Sabrina percibió inmediatamente la mirada ansiosa de Thiago. Frunció ligeramente el ceño, pero su instinto maternal prevaleció.

-¿Cómo te sientes? ¿Todavía te duele algo?

Capitulo 213

Thiago estuvo a punto de confesar su mejoría, pero recordó cómo Romeo se recostaba en el regazo de mamá quejándose de dolores mientras ella lo consolaba con ternura. Cambiando estratégicamente su respuesta, declaró:

-Yotodavía me duele un poco.

Contrario a sus expectativas, Sabrina no respondió con el consuelo esperado. En su lugar, lo confrontó:

-Thiago, ¿por qué empujaste a Romeo?

El niño la miró estupefacto. Había imaginado que su madre venía preocupada por su bienestar, pero la realidad era otra: venía a cuestionarlo. ¡Todo por culpa de ese detestable Romeo!

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