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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 219

Capítulo 219

Raquel desvió la mirada y negó con la cabeza. -Camila, estoy bien.

Raquel sacó su teléfono celular y marcó el número de la vieja casa de los Díaz.

Doña Isabel, bastante feliz, contestó: -¡Raquelita, por fin te decides a llamarme! ¡Te he echado mucho de menos!

Raquel levantó la vista y miró hacia la sombra de la imponente limusina de negocios. Abuela, esta noche no tengo clase, puedo ir a la casa a cenar contigo.

¡Qué bien! Justo esta noche Alberto también regresa, la abuela te espera.

-Está bien.

Colgó el teléfono y miró a Camila. –Camila, voy a la casa de los Díaz.

-Está bien, ve a cenar con doña Isabel.

Raquel miró a Camila. No, voy a ver quién es el verdadero jefe detrás de Nahia.

¿Qué?

Camila se quedó sorprendida.

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La limusina extendida de RollsRoyce avanzaba suavemente por la carretera. El secretario

Francisco conducía al frente, mientras Nahia se encontraba en el asiento trasero, mirando al

hombre que

tenía a su lado.

Alberto, vestido con un traje negro a medida, con un pañuelo plegado en el bolsillo de su saco, acababa de salir de una reunión de alto nivel. La atmósfera de ejecutivo empresarial que emanaba de él se reflejaba en las luces de neón de la ciudad, tal como cuando lo vio por primera vez, un destello fugaz.

Alberto sostenía un documento en sus manos, sin prestarle atención a Nahia.

Nahia lo miraba embelesada. —Presidente Alberto, hoy me caí de la cuerda de aire, pero no fue nada grave. No tienes que venir a verme especialmente.

Alberto, sin levantar la mirada, habló con voz fría. —¿Raquel fue al hospital a verte?

Nahia se quedó en silencio.

-¡Pah! -Alberto cerró el documento y, por fin, sus ojos oscuros y fríos se posaron en su rostro. No hables tonterías frente a Raquel, ¿me entiendes?

Capitulo 219

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Lo miraba desde lo alto, como si estuviera dándole una advertencia de no decir nada inapropiado frente a Raquel.

Nahia se quedó completamente rígida.

Pensó que, después de su caída de la cuerda, él había venido especialmente a verla.

Pero al escuchar esas palabras, se dio cuenta de que todo giraba en torno a Raquel.

Alberto, incluso al advertirle, no hacía más que mencionarla.

Nahia entendió lo que él quería decir: no quería que Raquel supiera que habían dormido

juntos.

El sentimiento de humillación por su propia ingenuidad hizo que Nahia apretara los puños con rabia. ¿Cómo no iba a sentir celos de Raquel?

Ella provenía de una familia pobre, pero Raquel también venía del campo, no era más noble que ella.

vivía con

Sin embargo, Nahia había aprendido desde pequeña a leer las caras de las personas, miedo y cautela. Raquel era diferente, tan serena, inteligente y decidida, completamente

distinta a ella.

Lo peor de todo era que Raquel se había casado con un hombre tan divino como Alberto, convirtiéndose en la señora Díaz.

¿Con qué derecho?

¿Y por qué Raquel podía y ella no?

Nahia había estado vigilando los movimientos de Alberto, y la noche en que el secretario Francisco fue a buscar una joven inocente, supo que su oportunidad había llegado.

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